miércoles, 5 de octubre de 2011

Hotel Existencia

Bona nit,
aquí estoy pensando qué pongo hoy en el blog, sobre hoy y sobre ayer, y me doy cuenta de que no me nace escribir. No me nace relatar lo que he hecho/pensado o me ha llamado la atención. Lo haría por inercia, y cuando soy afortunada y la percibo (a la inercia) suelo huir de ella.
Así que me voy a hacer caso y mientras descubro de qué manera me apetece escribir, o no llegarlo a hacer, me voy a estar quieta. Y paseando por NY.
No es melancolía, simplemente es despedida, fin del viaje, me resulta inevitable no pensar en ello. Fin de viaje... igual sí es melancolía... es cierta melancolía... decididamente es melancolía, la que acompaña a los finales. Sin olvidar que estoy aquí.
Esta tarde estaba leyendo mi libro (Brooklyn Follies)... Cuál es vuestro Hotel Existencia?
Sé cuál no es. En eso ando pensando en esta tarde.

lunes, 3 de octubre de 2011

Hoy casi sólo fotos

Esta mañana, más que como una princesa, he desayunado como una cerdita...Pancakes con sirope y mantequilla. El café... ya voy por el tamaño medio, éste de helzenut, que debe de ser algo así como sabor a avellana.

Antes del desayuno, me deleito mirando por la ventana de mi habitación en el albergue:

Luego he ido al Highland Park, un parque a lo largo de 18 calles (desde Gransevoort St hasta la 30th St), construído sobre una antigua vía de tren elevada que se utilizaba para el transporte de mercancías. Iban a destruirla, pero los vecinos se organizaron y consiguieron que se hiciera este parque. Está por terminar la tercera fase. Hacía frío. Hace unos días que sale un poco el sol por la mañana, pero hoy no, y por la tarde llueve, hoy también.

Highland Park
En las fuentes de Highland Park 





domingo, 2 de octubre de 2011

Tienes un... inicio de resfriado

Se dice costipado o constipado? Pues resfriado.
Esta mañana he ido a desayunar como una princesa a un sitio que tenía curiosidad: el Café Lalo. Está tres calles más para abajo del albergue. Muy agradable, me he pedido el desayuno vienés, pero se me ha olvidado hacer la foto. Aunque no se ve mucho, es éste:
Andando por la calle, me doy cuenta de que a pesar de no aclararme con el push y el pull de las puertas, tardar en pagar porque me cuesta identificar las monedas (no llevan números, sólo letritas) y a pesar de no tener claro aún si Central Park queda a la derecha o a la izquierda del albergue, cada vez me siento menos zopenquilla en esta ciudad.
Me dirijo hacia el Hell's Kitchen Flea Market. Un mercadillo-rastro de antigüedades, con cosas como éstas:



De ahí a la visita guiada de la ONU. Esta vez sí que pude llegar, la primera vez que fui habían reuniones.


Cuando salgo, voy andando de la 45th Street a la 8th St. Tengo intención de coger el bus en la 5ª, pero hay un desfile de Polonia. En el camino, veo más cosas...

Edificio Chrysler

MetLife Building
El MetLife Building, justo detrás de la Grand Central Station, ha sido muy criticado por ser un obstáculo visual en Park Avenue. Descartada la primera propuesta por ser demasiado modesta, este edificio fue el elegido. En su inauguración, en 1963, se convirtió en el edificio de oficinas más grande del mundo.

Busco un Urban Outfitters (tienda de ropa) porque tengo frío. Me compro una chaqueta y me voy a Coney Island. Ha empezado a llover pero me da igual, hoy sí que llevo paraguas. Y me duermo en el metro.
Esta vez sí que cae el perrito de Nathan`s... Por cierto, quedan 274 días para el "Hot Dog eating Contest", donde el record de mujeres está en 410 perritos.
Vuelta rápida, hace bastante frío. Me saco un small coffe with milk (o sea, un café con leche muy grande) y me lo tomo de camino al Upper West Side.




sábado, 1 de octubre de 2011

Adiós Chelsea, hola "no sé cómo te llamas"

Hoy me voy de mi Chelsea (bueno, bueno, también decía mi Brooklyn y no hubiera vuelto estando en Chelsea).
Y vengo aquí, que no sé cómo se llama, en la 87th Street con Broadway. Lo miro: es el Upper West Side, al lado de Amsterdam Avenue.
El albergue no me gusta mucho, para mí está peor que el otro. Elegí habitación de cuatro, después de que en el primer albergue fuera "habitación entre uno y tres, a veces con gato" y en Chelsea fuéramos dos. Pues no es lo mismo. Pero es más barato. A la habitación se sube por un ascensor que da yuyu. Y las vistas de la habitación... ya haré fotico mañana. Las puertas son fucsias, al igual que el techo. Y el suelo de esta escalera no lo limpian. Bueno, se parece al de Brooklyn entonces, que le cogí cariño y todo. No entra desayuno. Así que mi última semana he decidido que voy a desayunar como una reina. Bueno no, como una princesa. Pondré fotos. La tele está puesta todo el día, la gente casi ni habla. Es estrecho y alto. El de Chelsea era ancho y chaparrito, vamos no muy alto. Aquí el internet funciona bien, en Chelsea no. El baño también está mejor.
Pero a Chelsea le he cogido cariño, a la gente más bien. Estaba a gusto, a pesar de despertarme pronto por la luz y los ruidos. Este nuevo sitio... simplemente es frío, me resulta frío.
Hay aquí un brasileño que no sé qué confusión tienen pero no encuestran su reserva y le han dicho que en Chelsea hay sitio. Yo quiero... Estamos un rato hablando, tampoco sé cómo se llama. Espera que se lo pregunto...: André. Pues eso, estoy en el Upper West Side y el brasileiro se llama André. Y como no tienen sitio en el albergue, pues se va a otro. Pues vaya, con el único que hablo y se larga. Nos despedimos (y me da un poco de vergüenza poner esto porque mi papá y mi mamá leen este blog), pero hay química... o había, jajaja.
Por cierto, no tengo taquilla, ya que está rota y me he duchado con agua medio fría... Estará maldito este albergue o es todo mi mente?
Como dicen en gomaespuminglish: hello hello (adiós adiós!) y bye bye (hola hola!).
New York.... (es la canción que suena ahora en la tele).
http://www.youtube.com/watch?v=6PHOeXIPNZE






Parte III

Ayer estuve por Tribeca y el Soho.


Quedé a comer con Pilar, nos fuimos a Chinatown: bocadillo vietnamita y café en Little Italy. Por dos capuccinos aguaos de sobre en la barra nos soplaron $13. Pilar se quejó y nos rebajaron el precio a $10 (ein??). Pidió la carta para saber lo que costaba el capuccino y le dijeron que no lo tenían puesto en la carta (ein???). Al final, dijo que les diéramos lo que quisiéramos (ein?????). Al final $8, y aún me arrepiento...
Por la tarde, aprovechando un descuento del 40% que me duraba hasta ayer, me fui por Broadway... qué agobio, cuánta gente... pero finalmente, pantalones de pana azul marino.
Por la noche me fui de parranda con un grupo que se formó en el albergue: ingleses, argentinos/as, un brasileño, un polaco, un chileno, una francesa y yo. Nos costó llegar: ponerse de acuerdo, desorientación (esta vez no fui yo, me alegro al saber que no soy la única)... Al final el polaco y los ingleses, digo yo que cansados de andar de un lado para el otro lloviendo, se metieron en una taberna irlandesa a beber cerveza. Llegamos al sitio, sólo sabía que era gratis. Fue... no sé cómo fue: nunca pensé que en Nueva York acabaría escuchando-bailando cumbias en un sitio colombiano muy cerca de Times Square con un montón de latinos observando-devorando con la mirada. Fue un rato surrealista.
Me volví en el metro a las 2:30 de la mañana, comprobando que es seguro. Al ser viernes había gente. A dormir, mi última noche en Chelsea.
Consciente de que ocho son los días del viaje entero de mucha gente, yo lo vivo como mi última parte. Lo es. Algo así como si fueran las 7 pm en Bryant Park, o estar cruzando el puente de Brooklyn y viera  ya el final, el otro lado.